Rodrigo Soto
El Ciclo de Tertulias Costa Rica Imaginaria, es resultado de la fructífera alianza, o meJ0r aún, de la complicidad fraternal, entre el Centro Cultural Español, la Escuela de Filosofía de la UCR, y el suplemento-Áncora del diario La Nación. A ellos se suma aliara la editorial Fundación UNA, responsable de la publicación del volumen. Para ellos, y para los parúcipantes en el Ciclo, mis parabienes.
Estoy desconcertado porque antes de leer el libro confiaba en poder balbucir algo sobre algunos de los temas que aquí se abordan: identidad cultural y alteridad, imaginario social e historia, saberes, poderes y otras flores aromáticas; control, exclusión e inclusión social, multiculturalismo e invisibilidad, ideologfa y dominación, etc. Después de la lectura, sin embargo, descubro que todo lo que podía decir esta mejor dicho ahí, en las páginas del libro, por lo que quedo en la incómoda posición del que debe referirse a lo que hacen compañeros más aventajados.
Así que en lugar de intentar una síntesis o un balance, me limitaré a recomendar con entusiasmo la lectura del libro a todas las personas interesadas en estos temas.
De la sola enunciación de los tópicos, queda claro el carácter crítico del conjunto. Hay que resaltar, sin embargo, que se trata de un esfuerzo por alimentar la reflexión crítica desde fuera de los predios universitarios; o más bien, de un esfuerzo por esti~ular el diálogo, necesano y mutuamente ennquecedor, entre la academia propiamente dicha y los círculos más amplios que se dedican a la reflexión y la creación intelectuales. De modo que entre los participantes encontramos el nombre de escritores, poetas, políticos, psicoanalistas, periodistas y entrenadores de fútbol, junto al de profesores universitanos y académicos en el sentido estricto.
Y permítanme repetir que el resultado es muy satisfactorio. En sus algo más de 200 págmas, este compendio de intervenciones nos plantea buena parte de las inquietudes, dudas y dilemas que, con distintas palabras, desde distintos ámbitos y con matices muy diversos, sectores cada vez más amplios del país nos hemos venido planteando en torno a la pregunta siempre mqu1etante del "¿quiénes somos?", es decir, quiénes creemos que somos; quiénes quisiéramos ser y quiénes temeríamos descubrir un día que somos [...]
EL ÁLBUM NACIONAL
¿Quiénes somos nosotros? Como el demonio de la cita bíblica, solo cabría la respuesta: "somos legión". Pero siendo legión, no podríamos sentirnos, vivimos y proyectamos como colectivida?· De ahí que,tal como nos lo recordaron vanas veces en el transcurso del ciclo, la necesidad y la utilidad de las representac10nes, nutos y, probablemente, de los estereotipos nacionales y colectivos, parece cierta.
Los interrogantes derivan entonces hacia otros más sutiles: ¿cómo se construyen estos mitos y representaciones? ¿Quiénes las construyen? ¿Cómo se transfomian y modulan? Imágenes para la dominación e imágenes para 1~ resistencia, para _la cohesión y la disgregación, para la manipulación y el cambio. Imágenes. Imágenes que adherimos o rechazamos: postalitas que coleccionamos en lo más profundo de nuestra memoria, nuestra imaginación y nuestros afectos, para arrancarnos del todo indiferenciado, del "afuera" amenazante pero también prometedor, y para estructurarnos como singularidad. ¿A quiénes? A nosotros. ¿Y quiénes somos nosotros? Los que coleccionamos el mismo álbum.
Los mitos de la tribu ya no se inventan con los siglos ni se transmiten alrededor del fuego, se inventan día a día y nos los transmiten los medios masivos. El álbum nacional está cambiando dramática, aceleradamente, tratando de adaptarse a los cambios que tienen lugar en el mundo. La suiza, arcadia, eternamente primaveral meseta de campesinos honestos, blancos, desconfiados, trabajadores y devotos de la virgen de los ángeles y el fútbol, no nos sirve más (¿A quiénes? A nosotros. ¿Y quiénes somos nosotros? No lo sé.), y en su lugar no sabemos exactamente qué está apareciendo. Ahí está Franklin Chang en el Columbia, con la banderita de los Estados Unidos en el hombro, comiendo tortillas y cajetas, y Sylvia Poli en el podio olímpico, y Paulo Wanchope anotándole un gol al Manchester United (curiosa coincidencia: ninguna de estas personas representa al tico meseteño: un chino-costarricense, una tica-nica-alemana, y un negro limonense ), y está también Osear Arias en Oslo, y está Intel y están las puticas de Key Largo, Única que mira al mar para no ver los hoteles repletos de gringos y de campesinas-camareras; niños bribris que aprenden el lenguaje de computadora antes que su lengua materna, y parques nacionales for-export. Y Debravo, por supuesto. Una estatua de Debravo junto al Mali San Pedro.
Con este caleidoscopio de imágenes se reconstituye el álbum nacional. De lado quedan -quedarán siempre-, tantas y tantas cosas que necesitamos no ver, que necesitamos ignorar. Ya lo sabemos. El asunto es mantener, junto al álbum nacional de imágenes de colección que se está redibujando, esa colección incómoda, esa colección desagradable, como decía mi amigo Amiando Antonio Saccal, que nos mantenga en vilo y nos recuerde el siempre estimulante, siempre necesario malestar en la cultura nacional.
Iniciativas como este Ciclo y la publicación del libro-memoria, contribuyen a ello. Por eso les quedamos agradecidos.
EL LIBRO COSTA RICA IMAGINARIA RECOGE LAS PONENCIAS DEL CICLO HOMÓNIMO QUE ORGANIZARON EL SUPLEMENTO ÁNCORA DE LA NACIÓN, IA ESCUEIA DE FILOSOFÍA DE IA UCR Y EL CENTRO CULTURAL ESPAÑOL
Citar como:
Rodrigo Soto. «Postalitas para el álbum o el malestar en la cultura nacional» Áncora, La Nación. 21 de junio de 1998.