Artículos de prensa

La rebelión de Duverrán

Literatura
Rodrigo Soto

Con evidentes intenciones de apaciguamiento, alguien por ahí decía que ser rebelde a los 15 años es una obligación, y a los 40 una locura. Lo que por supuesto no se dice, es que trata de una. hermosa, estimulante y digna locura que nos permite conservar las esperanzas frente a tanta desvergonzada sensatez. Eso es justamente lo que hace Carlos Rafael Duverrán (1935) con su último libro, La bruma clandestina, publicado en 1992.

Ahora que los comunistas plegaron sus banderas, es más que alentador escuchar los versos rebeldes de un poeta cuya obra anterior paradógicamente evidenciaba una fuerte inclinación esteticista y jamás había mostrado inquietudes políticas. Y hablamos aquí de política como negación de lo que tradicionalmente se entiende por esta palabra: política como resistencia existencial, como insubordinación vital, como rechazo de la estupidez generalizada y de los valores del consumo, el éxito y el arribismo dominantes. Política como rechazo de la política.

Duverrán pertenece, junto con Mario Picado, a la que con evidente falta de originalidad podríamos llamar "la generación perdida" de la poesía costarricense. Por lo ·menos, a los ojos de nuestra generación así aparecen.

Se trata de poetas que publicaron sus primeras obras en la década de los cincuenta y que, posterior~ente, fueron eclipsados por la aparición de escritores de la decada del sesenta o ~xpulsados de la escena cultural, por lo que terminarán exiliándose en un prolongado silencio.

Como si emergiera transformado después de un largo viaje por el túnel, Duverrán regresa ahora con este libro.

Poesía testimonial, como dicha para sí mismo y para los amigos de ahora y de después. Bitácora de una trayectoria existencial: justificación de una causa, de una derrota aparente que se reivindica coino conquista de la dignidad.

Poesía de resistencia que elude el ca- mino fácil de la consigna y el grito desafi- nad9. Poesía madura, directa y transparente que apostó al poder elemental de la palabra. Precisa. Contenida. Austera en la imagen.

Poesía. para la sencilla inteligencia y no para la petulancia de los sabihondos. Austera, muy austera.-Poesía antiditirámbica, de espaldas a la grandilocuencia detrás de la que a menudo se disfrazan el vacío y la estupidez. Poesía que probablen;iente hará sonreir c n indulgencia a los consagrados bardos, a los profesionales de la poesía de nuestro país. Poesía que no:· no ganará el Premio Nacional. Afortunadamente.

La bruma clandestina de Carlos Rafael Duverrán. San José, Azafrán,1992. 50 páginas. Portada de Luis Carlos Duverrán. (₡250).

Citar como:
Rodrigo Soto. «La rebelión de Duverrán» Semanario Universidad. Circa 1992.