«Asalto al Paraíso»
Tatiana Lobo
Editorial de la UCR
San José, 1992
Bárbara Lorenzana es en la novela de Tatiana Lobo la esclava africana del cuello torddo y las dulces manos, pero en la realidad es una maestra guatemalteca, madre de tres buenas amigas mías, a quien cariñosamente llamamos «Babi»... La casualidad viene al caso para ilustrar las relaciones entre literatura y realidad, a propósito de la novela «Asalto al Paraíso», de la escritora Tatiana Lobo. En efecto, la ficción no siempre es el espejo de la realidad, sino que, inversamente, la realidad es a veces el espejo en el que la ficción se contempla.
En este juego de espejos se encierra la clave de lo que los críticos literarios llaman la verosimilitud de un texto; es decir, su poder para despertar en nosotros la convicción de que, dados un mundo y unos personajes, los hechos podrían o tendrían que haber sucedido así, tal y como se nos muestran en el texto.
«Asalto al Paraíso» es una indagación y una recreación del último gran levantamiento indígena de Talamanca, en el año 1709. Pero es también -qué duda cabe- mucho. más que eso.
Tatiana Lobo toma como punto de partida unos hechos históricos de indiscutible valor y actualidad, para urdir, a partir de ellos, un fabuloso mundo novelístico cuyo eje, más que la fidelidad de los hechos, parece ser la reconstrucción de la «temperatura espiritual» - de una época: la recreación de sus símbolosl de sus mitos y de sus sueños desgarrados. Es una reconstrucción de la historia «desde adentro», una poetización o, si se prefiere, un intento de reconstrucción existencial de una época.
En ese sentido «Asalto al Paraíso» se inscribe legítima -y muy exitosamente-, dentro de la corriente de ia nueva novela histórica, que en Latinoamérica ha tenido exponentes tan notables como Alejo Carpentier, Abel Posse o, más recientemente, Sergio Ramírez con su «Castigo Divino».
Y cuando digo «exitosamente» quiero decir que «Asalto al Paraíso» ·es una novela que no desmerece al lado de las de estos distinguidos autores. Quiero decir también que es una novela sin complejos (¿tendrá que ver en ello que la Sra. Lobo sea de nacimiento extranjera, aunque su larga permanencia entre nosotros la acredite sobradamente como compatriota?), y quiero decir, finalmente, que «Asalto al Paraíso» es una novela en clave mayor, de esas que en un medio como el nuestro se dan una o dos cada 15 años. Hay que decirlo claro. Y hay que decirlo bien.
El lenguaje, plástico y expresivo, viene a reafirmar el dramatismo de ese violento choque de culturas que fue la conquista/invasión de América. A diferencia de otros comentaristas, encuentro oportunos los anacronismos en el texto: el voseo de algunos persónajes o la utilización· de términos que nos retrotraen a la actualidad, nos obliga a preguntarnos si los hechos narrados están tan lejos en el tiempo como quisiéramos pensar: después de todo, Bárbara Lorenzana vive hoy en la siempre sangrienta Guatemala, y el último cacique mayor de Talamanca fue asesinado por costarricenses hace escasos 70 años...
Los europeos inventaron su paraíso, lo perdieron, creyeron recobrarlo en América, pero lo destruyeron para tener algo que añorar. Los lamentos de las plañideras posmodernas se escuchan en el cielo con más fuerza hoy que nunca. El nudo central de la novela es, como lo enuncia acertadamente el título, el asalto europeo al «paraíso americano» pero, simultáneamente, el salto felino y rebelión indígenas en contra de ese imaginario paraíso poblado de santones delirantes, malandrines de toda ley y buenos hijos-de-puta, en donde los nativos quedaban reducidos al papel de almas y brazos igualmente suceptibles de inventariar.
Pero lejos de caer en la tentación de un enfoque ideológico, «Asalto al Paraíso» se mantiene fiel a su vocación novelítica y literaria: fiel a la vida de sus personajes, fiel a las situaciones -Y a los hechos narrativos. Por ello la novela nunca adquiere el tufillo de tesis ni se toma pesada o aburrida, para nuestra dicha y gozo.
Tatiana Lobo ha hecho esto de una manera tal, que al cabo de las trescientas y pico páginas del libro los lectores tenemos la convicción de que los hechos, efectivamente, pudieron suceder así. De modo que en «Asalto al Paraíso» la imaginación y la memoria, por una vez, una vez más, se vieron a los ojos. Y hay que celebrarlo. □
Rodrigo Soto
Citar como:
Rodrigo Soto. «Imaginación y memoria del paraíso» Medio. 1992. Página 3