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Vigencia de un libro iniciático
Dorelia Barahona

Veinte años después de habérsele otorgado al escritor Rodrigo Soto el Premio Joven Creación y el Premio Nacional de Cuento, con su libro de cuentos Mitomanías , aparece la primera reedición de este libro, escrito a comienzos de los ochentas y publicado ahora bajo el sello de la UNED en su colección de Vieja y Nueva Narrativa.

Libro de cuentos inspirado en la estética existencialista y en la poética fantástica, donde, como plantea Cortázar, nunca queda claro cuál es la verdad y cuál es la mentira, porque nunca hay sentencias. Solo finales como puntos de fuga abiertos y caminos que constantemente transgreden el orden de lo real para dar paso a la ensoñación de lo fantástico, de lo posible, de lo originado en la entrevela de los deseos, como en el caso del cuento Epitafio o El otro vértice. Donde el tiempo de la rutina todavía no llega y mucho menos la respuesta y de donde... parodiamos nosotros, de cualquier valla podría salir un ratón...

Huir de la pertenencia

Por esta galería de cuentos vemos pasar a personajes que están en la sugerencia más que en la presencia, en la posibilidad, más que en la determinación. Todos personajes deseantes de comunicación que esperan el reencuentro con ellos mismos y con los otros. Que buscan, que eternamente buscan, dentro de un corte de tiempo reflexivo, visualmente hablando, su lugar en medio de ese universo que en gigante discordia resplandece, como decía Quevedo y como apunta en el epígrafe Soto.

Extranjeros en nuestros propios reinos, siempre extrañados, siempre cuestionándonos el lugar y el momento de nuestras acciones, como si con la rutina, algo se extraviara, o peor aún, nos transformáramos en esa náusea viscosa, en ese bicho engordado por la angustia, ¿Será por eso que estos personajes huyen de la pertenencia, como si esta fuera la premonición de una vida rutinaria?

Mitomanías nos vuelve a invitar a preguntarnos sobre nuestro destino, con la fuerza de quien empieza a transitar por el puente de lo social. ¿ Y no es el presente de nuestras vidas un eterno comienzo? ¿No es que cada vez que conducimos por el camino lo hacemos gracias a las acciones del presente?

Siempre podemos girar a la izquierda o pasarnos el alto, tomar un atajo o estrellarnos contra un muro.

Tan presente como hace veinte años, Mitomanías es una pieza clave de la constante y productiva carrera literaria de este escritor, quien es parte, quizás, de la primera generación de escritores profesionales de Costa Rica -y en la que me incluyo-. Y con esto quiero decir que es parte de un grupo de narradores que comparten el tema de la escritura como una forma de vida y no como un hobby , que incluso trabajan en eso, haciendo del trabajo literario un centro para la investigación, el desarrollo y la retroalimentación a nivel personal y social. Buscando colaborar con la memoria colectiva, con la identidad antropofilosófica, desde la artesanía de la palabra, para una mayor proyección de la literatura costarricense.

Mitomanías nos dice que no claudiquemos de nuestros sueños, universales, míticos, meseteños, ticos. Que siempre hay una decisión por tomar que nos acerca al ser humano creativo y auténtico o al ser humano envuelto en el capullo de la enajenación.

Quizá ahora, veinte años después, el mismo autor no sería capaz de escribir metáforas sobre el miedo a la libertad con los mismos aciertos de este libro. Preguntémosle al leerlo.

Suplemento “Ancora”, La Nación, 2002

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