SUEÑO
Sueño que visito la tumba de Rubén Darío. Está en mitad de un parque boscoso a donde llegamos por la noche, ruidosamente, con un grupo de amigos. El parque está ocupado por miserables y seres marginales que viven ahí. Al principio me intimidan pero luego comprendo que no se meten con nosotros. Llegamos a la tumba, una especie de mausoleo lleno de colores, donde la gente ha hecho manifestaciones y homenajes espontáneos al poeta. Evoco sus versos: Yo soy aquel que ayer no más decía / el verso azul y la canción profana / en cuyo pecho un ruiseñor había/ que era alondra de luz por la mañana. Me invade una música plena, sinfónica, que luego transporto a melodía para flauta. Pienso en un fauno
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